domingo, 14 de agosto de 2011

¿Por qué se rebelan los jóvenes?


Jóvenes en llamas ¿Por qué se rebelan los jóvenes?

(Publicado en El Periódico de Catalunya el 14 de agosto de 2011) 
Las violencias sacuden al Reino Unido desde el jueves de la semana pasada. Ese día  Mark Duggan, un hombre de 29 años de edad, padre de cuatro hijos murió a consecuencia de los disparos de la policía en Tottenham, un barrio pobre del Norte de Londres, en circunstancias todavía no completamente aclaradas.




Después, con una violencia inusitada, y sin que quepa hablar estrictamente de una relación causa-efecto, los desordenes se extienden por gran parte de Londres, incluidas determinadas zonas muy turistizadas como Oxford Circus y Notting Hill, así como en otras ciudades del Reino Unido. Los jóvenes así como los menores de 18 años son, en gran medida, los protagonistas de estos eventos. Todos hemos podido ver imágenes sobrecogedoras a través de la televisión. David Cameron debe incrementar la presencia de policías y convocar una sesión de urgencia en el Parlamento británico para el jueves 11 pasado. Hay cinco muertos, cuando escribo estas líneas, en relación a estos eventos.

Pero los desordenes y violencias que estamos viendo esta semana en el Reino Unido, no son unos hechos aislados. Limitándonos a Europa y el Próximo Oriente y, comenzando con las revueltas francesas de otoño del año pasado, hemos sido testigos de los sucesos de Túnez y Egipto, sin olvidar al Yemen y Jordania, la guerra abierta en Libia, las reiteradas matanzas en Siria, el 15 M en España y las manifestaciones de los tres últimos sábados en Israel, citando solamente las de más calado. Todos con protagonistas jóvenes, aunque no con los mismos niveles violentos.

¿Qué está pasando?. Dentro de la innegable singularidad de cada acontecimiento pues manifiestamente no es lo mismo el 15 M que lo que estamos viendo estos días en el Reino Unido y lo que sucedió en lo que algunos denominan la “primavera árabe, ¿cabe hablar de algunos factores comunes, explicativos, si no justificativos, de tantas revueltas juveniles en tan poco tiempo y en tantos lugares distintos?. Pensamos que sí, y avanzaremos al final de este texto algunos elementos explicativos, no necesariamente justificativos. Pero veamos primero, aún de forma somera, los hechos de forma cronológica.

Francia y los “indignados” de Hessel

¿Cómo explicar que centenares de miles de escolares adolescentes salieran a la calle con motivo de las prolongadas protestas sociales que estaba viviendo Francia, en Octubre del año pasado, a consecuencia del empeño de su gobierno de aumentar la edad legal de jubilación de los 60 a los 62 años?. ¿Estaban pensando ya los chavales (y las chavalas, muy presentes) en su muy lejano retiro?. ¿Estaríamos, ante un conflicto de generaciones, bajo la hipótesis, sostenida por no pocos, de que la prolongación de la edad de jubilación conlleva un retraso en la entrada en el mercado de trabajo de los jóvenes o, en todo caso, una penalización en su ascenso laboral?. Hipótesis, por cierto, que no tiene refrendo en los datos. En fin, ¿Cómo explicar que las violencias de los escolares hayan superado todas las habidas en mayo del 68, aunque sin llegar afortunadamente a las de la “banlieue”· de 2005?

Un librillo escrito por Stéphane Hessel, y publicado en diciembre pasado se ha venido como rosquillas y se ha traducido a multitud de idiomas, entre otros los cuatro oficiales del Estado Español. Siempre con éxito de ventas. Hessel escribe sobre su paso por la Resistencia Francesa, la situación en Gaza, el deterioro de los Derechos Humanos en Francia y lo que denomina la “actual dictadura internacional de los mercados financieros que amenazan la paz y la democracia” (Pág. 12 de la edición francesa). Frases que esta misma semana tienen una actualidad más que inquietante. Pero Hessel hace un llamamiento, especialmente a los jóvenes, para “indignarse y comprometerse”, (Pág. 14) ante tantas injusticias: el trato que se da a los emigrantes, a los indocumentados, a los gitanos, los riesgos para el futuro de la seguridad social, el aumento en las diferencias entre ricos y pobres, el control de los medios de comunicación social por las grandes fortunas…

No es de extrañar que el término de “Indignados”, cuya actualidad de él proviene, haya pasado de adjetivo a sustantivo. Desgraciadamente también me resulta comprensible que no haya sucedido lo mismo con el término “comprometidos” que, sin embargo, acabamos de verlo, le acompaña si no en el título sí en el cuerpo del texto. Es más fácil indignarse que comprometerse.

La primavera árabe

Es un término que ha hecha fortuna, mas allá del de “revuelta árabe”, aunque obviamente no son necesariamente contrapuestos. La primavera siempre es preludio de algo que va a nacer. Como consecuencia de una revuelta, en este caso. Es al menos la tesis de fondo de Tahar Ben Jelloun en un libro publicado el presente año (en Alianza Editorial ya en castellano) titulado, precisamente, “La primavera árabe” donde detalla, país a país, lo sucedido desde el estallido de Túnez en diciembre de 2010. Seguimos, en parte al menos, su relato, pues no lo compartimos en su totalidad.

Según la prensa tunecina de enero del presente año 2011 cerca de uno de cada dos licenciados estaba en paro, más de un millón trescientos mil escolares abandonaron los estudios entre 2004 y 2009 y el 70 % de los jóvenes tunecinos quieren emigrar. Entre tanto la familia de Ben Ali, el derrocado dictador tunecino, amasaba poder y dinero a espuertas. Hizo falta una chispa para que todo saltara por los aires. Y esa chispa fue el suicidio a lo bonzo de un joven tunecino a quien la policía del Estado no le dejaba ganarse la vida con un chiringuito de verduras. Murió como consecuencia de las quemaduras y los jóvenes tomaron la calle y derrocaron el régimen. De ahí, cual efecto dominó, la revuelta árabe salta a Egipto, al Yemen, a Libia, a Jordania…a Israel.  

Nos limitamos a Egypto donde centenares de miles de personas se manifiestan ininterrumpidamente en la ya histórica plaza Tahrir. Las cifras de muertos en las tres semanas de revueltas egipcias suma la cifra del orden de 300 muertos según observadores independientes. Señala Tahar Ben Jelloun que “muchos perdieron sus vidas al inicio de las revueltas, cuando la policía disparaba con balas reales. Luego fueron los militantes del partido de Mubarak quienes atacaron a los manifestantes pacíficos y mataron a muchos”. Refiere que, según The Guardian, la fortuna de Mubarak se ha valorado por expertos en economía en 70.000 millones de dólares en unos fondos colocados en bancos suizos y británicos y en bienes inmobiliarios en Londres, Nueva York y Los Angeles. La fortuna de sus hijos ascendería a 8.000 y 17.000 millones de dólares. 

 El 15 M en España

El caldo de cultivo del movimiento 15-M es la situación de cabreo generalizado ante la crisis, con un paro galopante, por un lado, y la sensación de un funcionamiento democrático que se percibe como no representativo de las demandas de la sociedad. De la juvenil en primer lugar (con altos porcentajes de paro), de la gente inquieta y con poco trabajo (por jubilación o paro)  en segundo lugar. Aunque tampoco hay que olvidar a los que, se haga lo que se haga, nunca se sentirán representados porque tampoco quieren aceptar los compromisos que conlleva la representación. Así mismo conviene no olvidar que, a tenor del Informe Jóvenes Españoles 2010, solamente el 0,1% de los jóvenes españoles señalaban estar asociados en movimientos antiglobalización.

Precisamente, pensamos que la principal virtud del movimiento 15-M es lo que supone de aldabonazo a una sociedad que está dormida, resignada, individualista, placentera y que pide a la Administración, ya antes de la crisis, además de seguridad, que le proteja del paro, de la enfermedad y le asegure buenas pensiones y mejores salarios.

Mirando al futuro el movimiento del 15-M (bienvenido a mi juicio sin lugar a dudas) debe superar dos escollos, El primero, impedir, lo que en gran medida han conseguido, que los antisistema violentos, copen la movilización. El segundo fomentar la reflexión ciudadana en torno a muchas de las buenas cuestiones que han salido en las marchas y en las acampadas. Cuestión esta, mucho más ardua.

Un estudio propiciado por la Universidad de Zaragoza sobre el movimiento 15-M analizó los 587.000 mensajes (en Twiter) procedentes de 87.000 usuarios entre 25 Abril y 26 de mayo. Constata que el 52 % de los mensajes ha sido generado por el 10 % de nodos o usuarios, pero el ultimo día de la investigación ese 52 % de mensajes lo generaba solamente un 1 % de nodos o usuarios. En medio se constatan algunos picos como los se generaron tras la intervención de la policía en la Plaza Catalunya. Que muchos movimientos tienen su chispa de origen, o de rebote, en una actuación policial es cosa bien sabida, tanto por los policías como por los alborotadores y, no lo olvidemos, por los profesionales de la guerrilla urbana. Que haberlos haylos, como estamos viendo ahora en el Reino Unido.

Vale la pena reseñar, por ultimo, cuales fueron perfiles de usuarios que destacan sobre manera además de los acampados: políticos (en particular el lehendakari Patxi López)  movimientos sociales, medios de comunicación, periodistas, cine y TV y blogueros. Si se observa estamos en un universo bastante autorreferencial.

Estos últimos días una parte de los indignados del 15 M, con el apoyo de movimientos laicistas radicales, están organizando actos coincidiendo con la próxima venida del Papa a los Jornadas Mundiales de la Juventud en Madrid. Nadie, que no sea de extrema derecha, discute el derecho a expresarse libremente y a manifestarlo públicamente. Pero hacerlo, precisamente el mismo día y en los aledaños de lugar donde viene el líder religioso más importante del mundo, es cualquier cosa menos una coincidencia. No es así como el imprescindible estado laico se afianzará entre nosotros. Desgraciadamente vivimos en la polarización y descalificación continuada. Así nos va.

Israel y su primavera: el movimiento de las tiendas de campaña

Comienza el editorial de "Le Monde" del 8 de agosto pasado con estas palabras:"Ironía de la historia: el eslogan faro del movimiento social que sacude Israel se inspira del de las revueltas árabes. En El Cairo, les manifestantes gritaban: "El pueblo quiere la caída del régimen ", mientras que en Tel-Aviv claman: "El pueblo quiere justicia social".

Todo comenzó hace cuatro semanas cuando dos jóvenes plantaron la primera tienda de campaña en una importante avenida de Tel Aviv en protesta por el elevado precio de la vivienda. Desde entonces, más de 300.000 manifestantes en varias concentraciones. Es el comienzo de la primavera israelí escriben algunos. Se han tocado dos puntos neurálgicos: el ejército y el sabbat. Se pide menos dinero para el ejército pues, por el coste de un avión de guerra, 60 000 estudiantes universitarios tendrían sus estudios gratis durante un año y, por el de un tanque, 10 000 de educación secundaria su escolaridad. El sabbat, pues las concentraciones tienen lugar precisamente el día religioso para los judíos: el sábado.

Cuatro ideas mayores para ir cerrando.

Una: la importancia de las nuevas tecnologías. Para bien y para mal. No hay duda de que gracias a Internet y las redes sociales la primavera árabe ha sido posible. Tahar Ben Jelloun al final de su libro arriba citado lo dice con estas palabras: “Los jóvenes (protagonistas de la primavera árabe) han visto que tienen la posibilidad de vivir mejor, de acabar con las dictaduras, de recuperar algo de dignidad?. ¿Cómo?. ¿Con qué instrumentos?. Mediante el simple hecho de comunicarse, de intercambiar ideas, proyectos. El mundo es inmenso pero ahora está al alcance de la mano, de un simple clic.”. Pero también sabemos, y los últimos sucesos del Reino Unido, nos lo confirman con creces, que las nuevas tecnologías pueden servir a fines bien distintos. Valga como contrapeso a la cita deTahar Ben Jelloun esta otra de Marine Le Pen en junio pasado: “Los blogs, los forum, son espacios de intercambio, las ágoras de los tiempos modernos. Yo quiero preservar la Red de las tentativas de control por parte de los enemigos del debate. (…). Hay que restaurar, preservar y ´santuarizar´ la libertad en Internet”

Dos: el auge de la extrema derecha en el mundo. Además de su incremento presencial en países de gran tradición liberal como Holanda y algunos países nórdicos, sin olvidar el neoconservadurismo político-religioso en los EEUU, vale la pena consultar (en “Le Monde” del 5 de Julio pasado) una radiografía detallada de la fuerza y evolución de las diferentes corrientes políticas en la red, en Francia, entre 2007 y 2011. Un dato: si el año 2007 la presencia de la extrema derecha se cifraba en el 4,9 % de los nodos, subía el año 2011 al 12,5%.

Tres: Las video vigilancias pueden ser útiles para detener a personas pero no impiden que se cometan atentados. Londres tiene la mayor red de video vigilancia de Europa. Pero los jóvenes vándalos campan a sus anchas, aunque después los detengan. Aun no nos hemos dado cuenta de que más control no supone más seguridad sino más anonimato, más repliegue en lo personal, más delegación de responsabilidades en la ley y en las fuerzas del orden. En el Reino Unido la BlackBerry fue el medio, anónimo, preferido por los insurgentes para comunicarse y organizar la protesta. Con mensajes como este: "¡Vamos a saquear las tiendas, venid a por cosas gratis!". Sí, “cosas gratis”.

Cuatro y definitivo. Desde finales de los años setenta “algo va mal” en nuestra sociedad como tan acertadamente diagnóstico Tony Judt. Lo que tienen en común las revueltas de Londres, Paris, Madrid, Tel Aviv, Tunez, El Cairo etc., etc., aun sin olvidar sus particularidades, insisto, es que hay mucha gente joven que está harta, excluida y sin horizonte. Son presa fácil para los violentos antisistema. (Por cierto, ¿donde están y cómo viven los 900.000 jóvenes españoles, con escasa formación, que se han quedado sin trabajo por la crisis del ladrillo?). Además las diferencias entre ricos y pobres están aumentando (en el caso del Reino Unido conviviendo en la acera de enfrente), y es insoportable por más tiempo que los anónimos (¿anónimos?) amos del mundo nos gobiernen a golpe de ratón hasta el punto que, por su codicia, haya gente que se vaya literalmente a la calle incapaz de pagar sus prestamos hipotecarios. En definitiva, es intolerable que el capital financiero esté al mando del mundo porque hemos convertido al Dinero en nuestro dios, las Bolsas, particularmente Wall Street, en sus iglesias y las Agencias de Rating en la nueva inquisición. Si esto sigue así, y todo apunta a que seguirá así, quizás estemos en los estertores de una civilización.

San Sebastián 11 de agosto de 2011

Javier Elzo

Catedrático Emérito en Deusto

(Para “El Periódico de Catalunya”

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