A veces me sucede,
al leer un artículo, que piense, “ese es al artículo que me hubiera gustado
escribir”. Es lo que me sucedió ayer cuando leí el artículo de Enric Juliana en
La Vanguardia, que aquí abajo reproduzco y subo a mi blog.
Inteligencia Vasca
Enric Juliana (La
Vanguardia 30 de agosto de 2019)
Mientras
la política europea entra en ebullición, así en el Reino Unido como en Italia,
mientras la izquierda española se pierde en el interior de su laberinto, el
Partido Nacionalista Vasco enciende las luces largas. El último partido
analógico que opera en España vuelve a emitir señales de talento estratégico.
El lehendakari Iñigo Urkullu presentó ayer al Vaticano una
propuesta para organizar la acogida de inmigrantes y refugiados en Europa a
partir de las regiones. La propuesta Share del Gobierno vasco plantea
jerarquizar los cupos de acogida a partir de tres parámetros: el Producto
Interior Bruto, la población y el porcentaje de paro, por este orden. Acogerían
más refugiados e inmigrantes las regiones más ricas, las más necesitadas de
población y las menos castigadas por el paro.
Es una propuesta inteligente que busca romper la cadena de la
insolidaridades territoriales, uno de los principales detonantes de la oleada
xenófoba que recorre Europa. Es un planteamiento racional en un tiempo
caracterizado por la manipulación fácil de las emociones. Es una propuesta
socialdemócrata. Es una propuesta socialcristiana. No es postureo mediático
para quedar bien con Richard Gere a bordo el Open Arms. Es una idea que
pertenece a la vieja cultura de la complejidad. No es fácil de resumir, peso se
puede sintetizar con menos de 140 caracteres: que cada región acoja según sus
posibilidades y aumente su población según sus necesidades.
El plan Share a Euskadi no le vendría mal. Es una sociedad rica,
envejecida y con un moderado porcentaje de inmigrantes. Con 34.079 euros de
renta per cápita –la segunda más alta de España después de la Comunidad de
Madrid– el País Vasco presenta uno de los mayores índices de envejecimiento,
detrás de Asturias, Galicia, Castilla y León y Cantabria. Uno de cada cinco
vascos ya tiene más de 65 años. Su tasa de paro es la más baja de España (9,5%)
y es la novena comunidad autónoma con más inmigrantes en el censo (151.000
ciudadanos de origen extranjero en una sociedad de poco más de dos millones de
habitantes), cifra que ha aumentado de una manera especial durante los tres
últimos años.
La propuesta de los nacionalistas vascos puede interesar al
Vaticano en la medida que el discurso del papa Francisco necesita una vertiente
pragmática para hacer frente a las acusaciones de “buenismo” que propalan sus
enemigos, cada vez más numerosos.
Urkullu, político de formación católica, hizo ayer un buen trabajo
en Roma. Demuestra que las relaciones del Gobierno vasco con la Santa Sede
vuelven a ser excelentes, especialmente con el secretario de Estado, cardenal
Pietro Parolin. Asocia el nacionalismo vasco al concepto solidaridad en una
España cuya última novedad es el descaro del “paraíso fiscal” de Madrid. Lanza
una propuesta de interés para Bruselas, refuerza el perfil institucional del
PNV, y al mismo tiempo exige la revalorización política de las regiones
europeas. Con finura, Urkullu viene a decir que el jacobinismo no sirve para
afrontar un asunto tan complejo como el de la inmigración. Y por último, aunque
no lo último, da un toque de atención a la Generalitat catalana. En Roma
también se habló ayer de Catalunya.
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