Cualquier tiempo pasado no fue mejor, y el futuro puede ser mejor
que el presente.
(Texto a completar más adelante, con esta pregunta: ¿por qué
pensamos así?)
El 25 de enero de
2018, en la Fundación Rafael del Pino, con motivo de la presentación de su
libro “Progreso.
Diez razones para mirar el futuro con optimismo”, el ensayista Johan
Norberg, en una conferencia (consultable en la web de la Fundación), defendió
que no es cierto que cualquier tiempo pasado fuese mejor que el actual, sino
todo lo contrario. Norberg centró su atención en diez aspectos,
refiriéndose al planeta. Esquemáticamente son estos: 1. la alimentación, donde
la tasa de desnutrición ha pasado del 50% en 1945 al 10% actual. 2. La mejora
en el saneamiento. 3 la esperanza de
vida, de 30 años en 1770 a 70 años hoy, con picos de más de 80 en
Japón y en España. 4. La pobreza que,
siempre relativa al nivel medio poblacional, en la capacidad de compra de los
más pobres ha aumentado. 5. Las tasas de
homicidios han bajado y hoy una guerra entre democracias es casi
imposible. 6. La nueva conciencia sobre el medio ambiente.
7. La tasa de
analfabetos, que ha pasado del 90 % en 1820 al 10 % en la actualidad. 8. La libertad. Aunque
la última década hay un auge del autoritarismo, todavía en 1.800 el 60 % de los
países admitían la esclavitud. 9. Igualdad: se
respeta más a las minorías étnicas y, en Occidente, los derechos de las
mujeres, así como de los homosexuales y 10, el trabajo infantil ha
pasado del 28% (1950) al 10% actual. Aun así, concluye Norberg, el 71% de los
británicos piensan que vamos a peor y sólo el 5% a mejor.
Mas, he aquí, que en el “ABC Cultural” del sábado 29 de diciembre
del año 2018, me encuentro bajo el título de “El mundo va bien”, un extenso
trabajo donde se nos presentan las tesis defendidas por el reputado científico
canadiense, profesor en Harvard, Steven Pinker (a quien le entrevistan en “Le
Monde” el primer día del año 2019, con la misma temática y pronósticos) y,
sobre todo, similares tesis del médico sueco, Hans Rosling, recibiendo, ambos,
el apoyo de Bill Gates quien ya publicó a inicios del año 2018, una lista de
cinco motivos por los que deberíamos ser optimistas. Motivos que ya había
señalado Norberg y que hemos de encontrar en la publicación, en castellano, de
noviembre de 2018 de Hans Rosling, “Factfullness” (Ed Deusto, 2018, 346 pág.).
Me hice rápidamente con el libro en cuya lectura me encuentro, pero ya llevo
leído lo suficiente para escribir estas líneas.
“Factfullness” es un
término construido por el propio Rosling, intraducible, viene a decir, en sus
propias palabras, “ser consciente de la realidad” (…) “en base a datos reales,
como fuente de paz mental. Porque el mundo no es tan dramático como parece”
(Pág. 32). En la propia portada del libro, como subtitulo podemos leer esto:
“Diez razones por las que estamos equivocados sobre el mundo. Y por qué las
cosas están mejor de lo que piensas”. Además, en el faldón superior de la
portada: “Cómo los prejuicios y un mal uso de los datos condicionan la visión
de los problemas del mundo” y la editorial, en una tira que envuelve al libro,
se encarga de decirnos que “El libro por su capacidad para cambiar cómo vemos
el mundo, Bill Gates ha regalado a todos los graduados de Estados Unidos”, lo
que es rigurosamente cierto.
Pero ¿de qué va
“Factfullness”?. Básicamente defiende la tesis de que, si juzgamos la realidad,
ciñéndonos a datos reales, auténticos, verificados y verificables, el mundo no
va tan mal como la inmensa mayoría de la gente piensa. Para lo que desarrolla
una batería impresionante de datos (siempre con sus fuentes, y en 14 países,
España entre ellos) que pese a la aridez que supone leer muchas cifras, sin
embargo, las ofrece de forma muy amena, didáctica, con distanciada presentación
jocosa, aunque fundamentada, para nada plúmbea.
No tengo espacio para
enumerar los ámbitos en los que trabaja Rosling, en parte los mismo que
Norberg, y los que presenta en su magistral trabajo Michel Camdessus en su
libro “Vers le
monde de 2050”, (Fayard 2017), desgraciadamente no traducido al castellano.
Para sus análisis Rosling, categoriza a las personas de la humanidad en cuatro
niveles a tenor de su nivel de ingresos (ver pp. 48 y ss.). Nivel 1: Entre 1 y
2 dólares al día de media (mil millones de personas en el planeta); nivel 2:
entre 4 y 7 dólares al día (tres mil millones de personas); nivel 3: más de 16
dólares al día (dos mil millones de personas); nivel 4, más de 64 dólares al
día (mil millones de personas).
El autor trabaja con
datos estadísticos, micro y macro. Es su virtud y su debilidad y limitación. No
veo que valore mucho la percepción subjetiva de la realidad que puede ser tan
importante con la fría estadística, como sugerí en estas mismas páginas en mi
análisis de la crisis de los chalecos amarillos (“El Correo” 2/12/18) y que
hago extensible a los resultados en Andalucía y al auge de los populismos
extremistas en la opulenta Europa.
Pero dicho esto no
quiero cerrar sin añadir que la lectura del libro de Rosling me parece
imprescindible a quien quiera asomarse a la realidad. Lo recomiendo vivamente a
políticos, periodistas, comunicadores, y a todos los que deseen opinar con
conocimiento de causa. Exige el coraje de poner en duda sus propios prejuicios.
Es el precio que pagar para acercarse a la verdad.
Donostia 5 de enero de
2019
Javier Elzo
Publicado el 20 de
Enero de 2019 en El Correo
No hay comentarios:
Publicar un comentario