martes, 24 de junio de 2014

Pablo Iglesias, líder de “Podemos” y ETA


Pablo Iglesias, líder de “Podemos” y ETA

(23/06/14)

Pablo Iglesias, líder de Podemos, en una conferencia en Madrid ha dicho, según leo en la prensa esto: “Si tengo ocasión de hablar en el Parlamento Europeo de ETA, diría que ha producido un enorme dolor pero también diría que tiene explicaciones políticas”.

El politólogo argumentó que “si no tuviera bases políticas, no se entendería que González y Aznar se sentaran a negociar", aunque aclaró que comentar la existencia de esas causas no significa que apoye el terrorismo. “Hablar de un problema y tratar de analizarlo políticamente no implica estar de acuerdo con él”, matizó. (El País 23/06/14)

Los que siguen este blog saben que he sido muy crítico con el Programa de “Podemos” al que he consagrado una entrada recientemente. Pero las afirmaciones de Pablo Iglesias en Madrid sobre ETA, me parecen impecables, aunque yo hubiera añadido algo más para hacerlas plenamente creíbles.

Digo que son impecables pues:

-        es evidente que bajo la actuación de ETA hay explicaciones políticas. ETA nace y se ha mantenido tantos años, entre otras razones, porque defiende unos planteamientos políticos.

-        Es también evidente que sus actuaciones han tenido implicaciones políticas en España. De ahí que tres presidentes de los gobiernos de España hayan hablado con ETA para tratar de solventarlas.

-        No es menos evidente, en fin, que sostener que una actuación, por muy criminal que sea, como la de ETA, tenga una explicación política, no supone en absoluto justificarla. Parece mentira que haya que recordar algo tan elemental pero escuchando un buen rato el infumable programa de 13TV esta noche, parece necesario hacerlo. (Que esa emisora este financiada sustancialmente por la Iglesia Católica me cabrea infinitamente y me avergüenza)
 

¿Qué le faltó a Pablo Iglesias?. Contundencia en el rechazo al terrorismo. Ya no basta afirmar que no apoya el terrorismo. Eso ya lo hace SORTU sin querer tomar posición sobre lo que ETA ha supuesto para las victimas y para la sociedad. Hay que añadir que la rechaza y la condena. Si “Podemos” quiere hacer otra política, es fundamental que diga que proscribe y luchará contra toda violencia ilegal: terrorismo, malos tratos y torturas, manifestaciones que terminan con grupos armados asaltando bancos y comercios, escraches con amenazas cuando no violencia etc., etc. Entonces serían plenamente creíbles sus afirmaciones sobre ETA en particular y sobre la violencia injusta en general

sábado, 21 de junio de 2014

El Adagio de la 8ª de Bruckner


El Adagio de la 8ª de Bruckner

 
Esta noche mi mujer tenía una cena-compromiso y estaba solo en casa. He puesto el DVD de la 8ª de Bruckner con la Staatkapelle de Dresde y Thielemann a la batuta. Acababa de hacerme con el DVD, vía Amazon (con perdón de mis amigos disqueros). Este adagio es, para mí, uno de los movimientos de todas las sinfonías que conozco que más me llegan. No siendo musicólogo sino meramente melómano aficionado compulsivo, no sería capaz de explicar por qué. La 8ª de Bruckner, y de modo particular su adagio, es de la obras que, siguiendo el símil de la Guía Michelin, “vaut le voyage”, merece el desplazamiento. Al terminar el DVD he vuelto a escuchar el adagio. No tengo palabras para expresar mis emociones y sentimientos. Se me hace imposible palabrear las sensaciones que la música me provoca.

He escuchado la 8ª de Bruckner en directo, que recuerde, a Thielemann con la Staatkapelle de Dresde en Lucerna y con la Filarmónica de Viena en París. A Baremboim con la su orquesta de Berlin (Staatkapelle) en Berlín y en Granada, a Haitink con el Concertgebouw en Amsterdam y en Santander, a Maazel con Fil de Viena en París, a Juanjo Mena (gran bruckneriano) con la BOS de Bilbao y, sobretodo a Celibidache con la Filarmónica de Munich en Madrid y en Paris (el mejor concierto de mi vida con San Mateo y Harnoncourt y los suyos en el Musikverein).

Sueño con escucharle a Blomstedt y la Filarmónica de Berlín, en su sede berlinesa en enero de 2015. Es una pasión.

Para los Festivales de Verano de Granada de 2008, inesperadamente para mí, me pidieron que escribiera unas notas para el Programa de mano que se repartió. Baremboim con su Staatkapelle de Berlin, interpretó las tres últimas sinfonías de Bruckner. Escribí, lo que sigue de la Octava.

Octava Sinfonía (para el Programa de mano de los Festivales de Granada el verano de 2008)

Como dice uno de los estudiosos de su obra, Bruckner era una persona “social y físicamente inadaptada para situarse en el seno de lo que él entendía que era la elite respetable de la sociedad”[1]. El legendario director Wilhem Furtwängler dijo de él que “era un místico perdido por error en el siglo XIX”.  Estas observaciones van mucho más allá que lo que puede conllevar en sus consecuencias psicológicas, afectivas y sociales en la vida de Bruckner. Su “fracaso social” le hará centrarse exclusivamente en su música sí, y legarnos obras imperecederas que con el paso de los años se hacen más imprescindibles en la historia de los melómanos, pero hasta el final de su vida, por su inseguridad personal, el despiadado juicio que sometían a sus obras los críticos musicales, los directores de orquesta y, sobretodo sus propios colaboradores y discípulos el resultado ha sido nefasto para Bruckner y…para todos nosotros. Bruckner enfermó literalmente cuando el director Hermann Levi, a quien le envió la partitura de su 8ª, el año 1887, se la devolvió con acerbas críticas, por mediación de Joseph Schalk, un alumno de Bruckner, pues él, sabedor del negativo impacto que le iba a causar a Bruckner su juicio, no se atrevió a hacerlo personalmente. Tenía razón y Bruckner entró en una profunda depresión incapaz de escribir, hasta que pasado un largo tiempo, se sobrepuso y decidió rehacer la Octava. Cinco años pasarán hasta su estreno en 1892 y aun hoy nadie sabe cual es la versión que definitivamente era la preferida del propio Bruckner. Por ejemplo en una carta dirigida al director de Orquesta Felix von Weingarten que quería presentar la obra en Mannheim, Bruckner parece reconocer que los recortes son concesiones a la presión del momento pues le escribe textualmente esto: “Le ruego que acorte rigurosamente el último movimiento tal como lo indiqué (en la revisión realizada a instancias de Levi), pues es demasiado larga y (en su integridad) está destinada a otros tiempos, a un círculo de amigos y conocedores”. Así no es de extrañar que haya tres versiones de la 8ª Sinfonía de Bruckner, en cuyo detalle no voy a entrar, y me limitaré a señalar que la que en este Festival se presenta, la de Haas, es la más usual de todas. Es también la que Daniel Baremboim ya utilizara en su grabación con la Filarmónica de Berlín el año 1994.

lunes, 9 de junio de 2014

Artistas desertan de Cuba y la Diputación de Gipuzkoa con ALBA


Artistas desertan de Cuba y la Diputación de Gipuzkoa con ALBA

09/06/14

Echo una última mirada a la prensa antes de cerrar el ordenador para acostarme. Leo en “El País” que “Ocho miembros del Ballet Nacional de Cuba [BNC] abandonaron la gira que la compañía titular cubana está realizando en San Juan de Puerto Rico, acogiéndose al asilo político que pueden obtener inmediatamente los cubanos al pisar suelo norteamericano. El BNC estaba realizando hoy domingo (08/06/14) su última función en esa isla del Caribe, acompañados de su directora Alicia Alonso, cuando se verificó la falta de ocho integrantes jóvenes de la plantilla, cuyos nombres aún no han trascendido; una fuente de la disidencia cubana de Miami elevaba a 11 las deserciones, extremo aún no confirmado.

Esta fuga masiva es la más numerosa en años, y recuerda la de los 10 de París en 1966, cuando una decena de artistas del ballet cubano se quedó en Francia. Ayer día 7 precisamente moría en Berlín el coreógrafo Ricardo Núñez (La Habana, 1945), uno de los últimos sobrevivientes de aquella gesta de 1966, una noticia que le dio la vuelta al mundo y que diezmó seriamente la plantilla habanera, al encontrarse entre ellos primeros bailarines y figuras destacadas. Los ocho artistas que han decidido no volver a La Habana en San Juan, según la misma fuente miamense, rondan los 25 años de promedio y algunos de ellos, era la primera vez que lograban salir de Cuba.

El viernes pasado, abría “Noticias de Gipuzkoa” en primera plana con estos titulares: “El Gobierno foral (de Gipuzkoa) en pleno recibe a cuatro diplomáticos bolivarianos. Representantes de Ecuador, Cuba, Nicaragua y Venezuela visitan Gipuzkoa. Garitano (Diputado General) avanza su intención de nuevas citas con miembros del ALBA.

ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) fue fundada hace diez años por impulso de los presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez. La Alianza aprobó en 2010 el Manifiesto de Caracas Consolidando la Nueva Independencia, donde declaró haber "contrarrestado los efectos estructurales" de un "capitalismo globalizado que hoy amenaza la existencia de la Madre Tierra y la supervivencia de la humanidad".

Dos reflexiones.

1ª: ¿Conocen Ustedes algún bailarín de un país de las democracias occidentales que, aprovechando una gira, haya pedido asilo político para escaparse de su país de origen?.

2ª: Según me he informado la Diputación Foral de Gipuzkoa en pleno, “mi” Diputación, no ha recibido en los dos años y medio que lleva en el poder a ningún otro embajador de ningún otro país. Es difícil encontrar una práctica (no un mero discurso) que retrate mejor el modelo de sociedad por el que apuesta EH Bildu. Concluyan Ustedes.

domingo, 8 de junio de 2014

Monarquia o República. Por una consulta cada cambio de rey


Monarquía o República. Por una consulta cada cambio de rey

 
En diciembre de 2011 escribí, bajo ese mismo título, un artículo en un cotidiano de Gipuzkoa, en el que ya no me dejan escribir desde que publico cada tres semanas en “Noticias de Gipuzkoa”. Traslado aquí, algo ampliado, el texto que me publicaron entonces, con datos actualizados, en lo que al apoyo que recibe la monarquía se refiere. Añado unos párrafos, redactados el día de hoy, al final.
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En Europa, en la actualidad, hay 43 estados de los cuales en diez hay monarquía. Son estos: Bélgica, Dinamarca, España, Países Bajos, Noruega, Suecia, Reino Unido, Luxemburgo, Mónaco y Liechtenstein. Algunos añaden dos más, Andorra y el Vaticano pero se diferencian de los diez primeros, y la diferencia es de talla, en que en estos dos últimos, los “monarcas”, los co-príncipes en Andorra y el Papa en el Vaticano no son hereditarios.

En estos momentos en España a cuenta de los “asuntos” de Iñaki Urdangarín, yerno del Rey, (y en 2014 con la posible imputación de la Infanta Cristina) el tema adquiere notoriedad y relevancia. Pero el tema de fondo es otro: en los tiempos en los que el auténtico soberano (al menos sobre el papel), es el pueblo, ¿cómo legitimar una monarquía hereditaria, aín bajo la fórmula, como en España, de monarquía constitucional?. Es evidente que, de entrada, parece un anacronismo y la república más acorde a los tiempos actuales con los mecanismos de representación que, precisamente, la soberanía popular determine.

Pero llama la atención la lista de estados europeos con monarquía. Son países de raigambre democrática y, en la actualidad, pienso en los nórdicos por ejemplo, en la punta de la modernidad y, para muchos, modelos de bienestar social. Son monarquías con escasa capacidad decisoria pero con gran apoyo popular. ¿La tiene la monarquía española?. Sí, aunque perdiéndola en los últimos años.

En el Barómetro del CIS de Octubre de 2011 (recuérdese que publiqué el artículo en diciembre de ese año) el 34 % de los españoles tiene una confianza notable (entre los puntos 7 al 10, luego más que aprobado) en la monarquía. Esta cifra desciende, entre los jóvenes de 18 a 24 años, al 25% y aumenta, entre los mayores de 65 años, al 46%. Por otra parte, el 36 % de votantes al PSOE manifiestan ese alto nivel de confianza en la monarquía, cifra que llega al 50% entre los del PP, pero baja al 16% entre los votantes a CIU y se queda en un raquítico 7% entre los que votan a IU. El tamaño de esta muestra no da para datos segmentados de los partidos de ámbito vasco, pero los sabemos, por otras encuestas, similares o más bajos que en Catalunya.

(Según el barómetro del CIS de abril de 2014 el grado de confianza que recibía la Monarquía en una escala de cero, nula confianza, a 10, máxima era de de 3,72. Luego suspenso sin paliativos. En dos años y medio ha pasado del notable al suspenso.)

Lo de Euskadi y Catalunya se explica pues, a favor de las monarquías, también la española, se arguye su capacidad para cohesionar y aunar un Estado haciendo de él una sola nación. Justamente lo que chirría en Euskadi y Catalunya. A contrario, la derecha española, y que hace bandera de su españolidad, es la más monárquica.

La gente adulta recuerda el positivo papel del Rey Juan Carlos en la transición y en el frustrado golpe de estado del año 1981. Los jóvenes no tienen esa memoria histórica.

Pensando en el Príncipe Felipe, como posible Rey de España, apostaría por un referendum donde se dirimiera si la ciudadanía se inclina por la monarquía constitucional u opta por el modelo republicano. También en este punto, a mi juicio, hay que reformar la actual Constitución Española.
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Añadido el día de hoy
 
El 3 de junio pasado, Juanjo Álvarez, publicaba en “Noticias de Gipuzkoa” un artículo titulado “Monarquía y Democracia”. En el texto se podía leer, entre otras reflexiones, siempre interesantes en Juanjo, lo que sigue: “Hay una anécdota, real, no demasiado conocida: el rey consultó a Peces Barba sobre la oportunidad de lograr una legitimidad democrática mayor a través de un referéndum especifico por el cual se sometiera a los ciudadanos la cuestión, clave, del sistema constitucional -república o monarquía parlamentaria-. En el fondo se sentía desprovisto de fundamento democrático para acceder a su mandato como rey. La respuesta que le dio Peces Barba no tiene desperdicio. Vino a decirle que probablemente ese referéndum, caso de celebrarse, se ganaría, porque la gente votaría de forma inercial a favor de lo que se le propusiera, con tal de superar los oscuros tiempos del franquismo, pero que la materialización de tal consulta sentaría un peligroso precedente cara al futuro en el que cabría, años más tarde, reivindicar una nuevo referéndum para cuestionarse la propia continuidad de la monarquía”.

Parece que casi 40 años después la posición de los españoles no ha variado sustancialmente. En el diario “El País” del día de hoy leemos que en según una encuesta de Metroscopia “un 49% de los consultados se inclina por el nuevo rey, frente a un 36% que prefiere una república presidida por alguna de las figuras políticas actuales. Un 62% manifiesta que le gustaría que “en algún momento” se hiciera una consulta sobre la Monarquía”.

¿En qué momento habría que hacer tal consulta?. Dándole vueltas creo que el momento idóneo debe ser cuando haya cambio de rey. Cada vez que haya cambio de rey. También me parece razonable poner un límite a la duración de un reinado: 20 o 25 años y en todo caso no sobrepasar de los 70, salvo voto explicito del Parlamento y el Senado, al fin convertido, en un Senado de las autonomías. Todo ello sin perjuicio de los derechos históricos de vascos y catalanes. De ahí el párrafo siguiente.

En el fondo no he cambiado de opinión desde diciembre de 2011. La monarquía es una antigualla. Pero, personalmente, hoy, me preocupa más la configuración del Estado (nación de naciones, soberanías compartidas, autonomías asimétricas, etc., etc.). Lo que hemos visto estos años de democracia es que ni el PP ni el PSOE están por la labor. Tampoco lo estuvo el Rey Juan Carlos. El Tribunal Constitucional, al rechazar el Plan Ibarretxe sentenció que la soberanía reside exclusivamente en el Parlamente Español. Lo que es falso, pues España ya ha renunciado a soberanía, capacidad de decisión o derecho de autodeterminación a favor de la Unión Europea. ¿Qué hará el Felipe cuando sea rey?. La historia no es mi fuerte pero años ha los reyes juraban los Fueros Vascos. Era lo que se llamaba el pacto con la Corona. Quizás sea agarrarse a un clavo ardiendo, dirán Uds. Me temo que con razón. Pronto saldremos de dudas.