martes, 23 de agosto de 2011

¿Qué buscaban los jóvenes en la JMJ de Madrid?


¿Qué buscaban los jóvenes en la JMJ de Madrid?

He seguido los eventos de la JMJ de Madrid, sin Internet, lejos de casa, a través de los programas de TVE internacional, con una señal que, a veces, se perdía. Solamente, ya en casa, pude seguir la Misa de Cuatro Vientos del domingo 21 y escuchar en directo la homilía de Papa. También leer, en primera lectura, sus discursos. La visión que la televisión nos ha ofrecido era extraordinaria. Espectacular. No veo a nadie en el mundo occidental, capaz de congregar a tanta gente joven, tantos días y sus noches correspondientes, bajo un calor tórrido (y tormenta incluida) con un comportamiento que todos los comentaristas (4.900 periodistas acreditados) reconocen ejemplar. Algunos hablan de la juventud católica, otros de la juventud blanca, quizás pensando en otros jóvenes como los que han protagonizado los recientes saqueos británicos, o las borracheras violentas en la Costa Brava. ¿Qué decir de esta juventud que ha aclamado a un Papa, en nada mediático como su predecesor, y que les ha hablado, sin rodeos, de la esencia del cristianismo, del catolicismo más precisamente, a tenor del mismo lema de la Jornada: “enraizados y edificados en Cristo, firmes en la fe”?.

Llama la atención el gran número de jóvenes en Madrid dada la sangría (no solamente de jóvenes, por cierto) que está sufriendo la Iglesia en los países occidentales, de donde provenían la mayoría por obvias razones geográficas. No tengo datos pero apostaría que, además de españoles, destacarían los italianos, polacos, irlandeses y latinoamericanos, estos últimos, unos por el idioma y, otros, los brasileños, sabedores de que ellos organizaban en 2013. ¿Qué buscan estos jóvenes?. ¿Dar un sentido a sus vidas?. ¿Si no la verdad, sí referentes en un mundo convulso? O, más sencillamente, ¿estar juntos entre quienes, y con quienes, sospechan que tienen en común inquietudes como las que acabo de señalar, con motivo de ver y escuchar (más ver que escuchar) al que, indiscutiblemente, es el más importante líder religioso del mundo?. Me parece que algo de esto es cierto.

Los datos sociológicos indican claramente que son poco asiduos a prácticas religiosas como ir a misa, confesarse, incluso cada día son menos los que se casan por la iglesia (y menos que habrá). Pero esos mismos estudios también dicen que la mayoría, en España, se siguen diciendo católicos, cerca del 40 % dicen tener momentos de oración, meditación o contemplación fuera de las celebraciones religiosas y pasa claramente del 60 % los que dicen plantearse a menudo los grandes problemas (cuestiones) de la vida: el fracaso, la felicidad, el dolor, la violencia, el sentido de la vida, el mal..., cuestiones que comparten básicamente con su pareja (en primerísimo lugar) con sus amigos (el 70%) y con su familia (el 36%). (En Euskadi en el excelente “Retratos de Juventud” del Gobierno Vasco de febrero de 2011, podemos leer que el 8% se dicen católicos practicantes, el 39 % católicos no practicantes, luego roza el 50 % los que se dicen católicos, algo menos que en España, el 5% creyentes de otra religión y el 45 % ateos o agnósticos)

La pregunta pre-religiosa (que para mi es ya pregunta religiosa) está mas extendida de lo que se piensa en la juventud. Pero de ahí a decir que los jóvenes van a ver al Papa en búsqueda de una respuesta a esas interrogantes es un paso que, sin más, yo no doy. Hay que hilar más fino. Arriba ya lo he apuntado: muchos, quizás las mayoría, (no tengo datos) van básicamente a estar juntos, varios días, entre amigos y amigas con quien les une, en su amistad, por lo menos un atisbo o un esbozo de una inquietud, de una búsqueda de una pregunta que yo diría religiosa. Ven, entonces, en la venida del Papa, animados por toda suerte de agentes de pastoral, redes sociales incluidas (aquí ya tengo datos desde mayo de 2010), una ocasión para vivir, -¿cómo decirlo?-, una experiencia fusional extraordinaria, fuera de sus circuitos habituales, donde cantar sin altavoces que les impiden conversar, donde compartir sus vidas, ellos solos, sin necesidad de estímulos alcohólicos, un espacio, largo en el tiempo, donde hacer nuevos amigos de otros lugares, incluso parejas. Un periodista, creo que holandés, me preguntó si esto era una especie de happening religioso. Creo que le contesté que algo de eso había en no pocos jóvenes pero que no olvidara que otros jóvenes, cuantos no sé, iban a la JMJ muy preparados, tras meses de reflexión y que su desplazamiento no consistía solamente en coger un bus o un avión, hacer turismo, asistir a los encuentros con el Papa y volverse a casa. Pensaba, y así se lo dije, en “Magis”, una experiencia liderada por los jesuitas desde la JMJ de Paris de 1997 para jóvenes de todo el mundo con motivo de las Jornadas Mundiales de la juventud. Entren en Internet en “Magis 2011” y verán que aquí hay más que happening, turismo y estar juntos. Y “Magis” no es más que un ejemplo.

No tengo espacio para comentar lo que les ha dicho el Papa. Ha ido a lo esencial, ciertamente: seguir a Cristo en la Iglesia, no en solitario. Lo que es de agradecer de un líder religioso. Claro que esto era válido también hace cincuenta y hace quinientos años. Pese a algunas leves referencias al tiempo presente (por ejemplo a los seminaristas) he echado en falta una mayor imbricación positiva (no a la defensiva) de la fe con el tiempo actual. Claro que alguien podrá argüir, con razón, que para eso ya ha escrito “Caritas in veritate” o “Deus caritas est”. Pero, con la que está cayendo (por ejemplo 900.000 jóvenes en paro en España) hubiera agradecido más insistencia.

  

Donostia 21 de agosto de 2011

Javier Elzo

Catedrático Emérito de la Universidad de Deusto



(Publicado en “El Diario Vasco” el 23 de Agosto de 2011)

domingo, 14 de agosto de 2011

¿Por qué se rebelan los jóvenes?


Jóvenes en llamas ¿Por qué se rebelan los jóvenes?

(Publicado en El Periódico de Catalunya el 14 de agosto de 2011) 
Las violencias sacuden al Reino Unido desde el jueves de la semana pasada. Ese día  Mark Duggan, un hombre de 29 años de edad, padre de cuatro hijos murió a consecuencia de los disparos de la policía en Tottenham, un barrio pobre del Norte de Londres, en circunstancias todavía no completamente aclaradas.